Una conversación entre Daniel Santiago Salguero y Juana Anzellini[1]
Daniel: Juana, hablemos de las redes sociales.
Juana: Uso las redes sociales para darle un lugar a lo que hago. Lo que me va pasando o que yo hago que pase, como un registro, es un archivo.
Me cuenta que también hace entrevistas. Ya va en el volumen número cuatro, de cada edición publica cien ejemplares. En español y alemán, Andere Koordinaten, en español Otras coordenadas. Entrevista a personas en situación de discapacidad visual. Ese es el filtro. La última publicación es a una actriz bailarina ciega, por ejemplo, o el volumen tres fue a Gregorio Montoya profesor de inglés en la U. Pedagógica y Javeriana. También entrevistó entre elles a una amiga suya de Lituania, y a un burócrata de Berlín.
©Juana Anzellini
La ceguera, dentro de otros aspectos importantes, puede ser un hilo conductor en su trabajo. Juana tiene astigmatismo desde pequeña, la operaron muchas veces, anestesias, traumas de su infancia, no puede hacer foco con el ojo derecho. Hace foco y ve con el ojo izquierdo.
Una anécdota paradigmática: una amiga le regaló El país de los ciegos, de H.G Wells, tenía “pico y placa”[2] y se tuvo que quedar en la biblioteca de la U. de los Andes (donde estudiaba Artes ya desde hacía años, 2007) y se leyó la novela de un sopetón, en la narración el personaje principal se llama Bogotá y la historia sucede en la cordillera de los Andes, en la historia el personaje descubre una comunidad de un pueblo de un lugar poblado de ciegos. Saliendo de la biblioteca, Juana se encontró con una persona invidente y le habló. El señor conocía el libro, y tenía otros referentes literarios. Gregorio. Se siguieron encontrando. Él vive en Torres de Fenicia. (Debo agregar que yo viví ahí por algún tiempo con mi familia, en mis años de maestría en la U Nacional, y ahí vivía coincidencialmente, en el mismo piso pero de la otra torre, precisamente mi amiga y tutora de tesis la pensadora Adriana Urrea. Guardo los mejores recuerdos de esa época y de esa zona de Bogotá).
A Juana le gusta pensar la pintura como “una acumulación de capas que uno va invisibilizando, el resultado final es apenas la última capa que uno pinta”. Juana ya lleva como quince años trabajando “desde ese tema” como ella misma lo dice. “Acordarse de una voz es acordarse de alguien” me dice y agrega “los invidentes dicen que no somos rostros sino voces”.
©Juana Anzellini
El próximo sábado tiene lanzamiento de su último proyecto, un catálogo de lo que ha venido haciendo de obra estos años. Ha invitado a otras personas a aportar, teniendo en cuenta que ellxs cuenten con obra referenciada en temas eróticos, por ejemplo, Andrés Felipe Uribe, Ana María Millán, y una curadora polaca (Lawinia Rate) que a su vez sugirió otros autores. Le gusta abrir su espacio a otras personas. Le interesa abrir el espectro, ella es un mundo pequeño y así se conecta con otros mundos y personas. Así invita a personas que saben de aspectos específicos a hablar o a hacer lo que saben, técnicamente o en términos conceptuales o de capacidades.
Soft porn, Porno suave, así tituló este proyecto del catálogo. Empezó a través de una conversación con Wilson Díaz[3] en Berlín en el 2018, él estaba con una super beca y durante ese período se generó un grupo de artistas diaspóricos muy rico, hubo almuerzos, etc.
Juana y Wilson fotomatón. ©Juana Anzellini
En una de esas conversaciones que se generaron por esos días, Wilson le contó de la relación que tuvo con los comics desde su infancia. Y Juana se acordó de una historia: su abuelo italiano importaba a Colombia comics pornográficos de los 70 y 80, los traducía y comercializaba, un negocio que tuvo funcionando entre 1990 y el año 2000, Wilson se acordó que, durante su adolescencia en Pitalito, el pueblo donde creció en el Huila, él alquilaba los comics traducidos y comercializados por el abuelo de Juana[4]. Ya más recientemente una tía de Juana redescubrió el material olvidado e intentó hacer unas agendas con ellos e hizo algunos collages, pero el proyecto fracasó y la tía mandó a picar literalmente todo el material. Quedó solo una caja, que Juana encontró más recientemente en el ático en casa de su tía. Todo esto fue tema de conversación en los encuentros de Juana y Wilson en Berlín.
©Juana Anzellini – Exposición de Wilson Díaz en el DAAD, Berlín
En estos comics pasa de todo, aunque es solo sexo heterosexual (después en una revisión de este texto Juana aclara y reaclara que no “solamente” heterosexual) pero pasa de todo, sexo entre aliens, animales, de todo. Por ejemplo, hay un comic de un blowjob, donde estaba recortado el pene y el estilo gráfico es muy de detalle. A Juana le interesó la omisión de los genitales, lo pornográfico se volvió erótico en la medida que no se puede ver el centro de la acción. Me habla de la diferencia de lo erótico y lo pornográfico, la tensión entre el ver y el no ver.
De esta indagación salió lo que hace actualmente también como obra, dibujos y pinturas y cepillos ¡sí cepillos! Los cepillos también vienen de los cómics, son las onomatopeyas. Los cepillos los tejen en un taller de ciegos en Berlín.
Fragmento acetatos de impresión en los que se basó para hacer las obras. ©Juana Anzellini
Son unos comics machistas y sexistas, es tan absurdo que da risa dice, pero Juana ha logrado identificar grietas. Hay por ejemplo una mujer lobo, Ulula, hace fotoshootings en todo el mundo, cuando cae la noche ella se convierte en loba y en fiera, y devora hombres y mujeres, siempre tiene un amante al lado de la cama. Porque hay otros de camioneros o de personajes muy guarros[5]. Mientras me contó todo esto nos acordamos de Condorito y su carga erótica y o política. (Condorito es un comic chileno muy popular mundialmente creado en 1949).
El catálogo Soft Porn incluye trabajos desde el 2018 y lleva textos de Wilson y Ana M. Millán[6] .
Juana llegó a Berlín en el 2015 y este proyecto sucedió en el marco de la maestría que realizó en la Academia de artes de Leipzig (Hochschule für Grafik und Buchkunst) que se especializa en gráfica y pintura.
©Regina Kelaita
Ha sido un proceso experimental dice Juana, “para las pinturas que hice para este proyecto usé unos acetatos hechos a partir de matrices de impresión originales de los cómics que importaba mi abuelo, empecé a proyectar esos acetatos con un retroproyector al lienzo, y con eso empecé a hacer las pinturas.” La experiencia previa de su tía y sus collages le dio libertad para no sentir lástima en deconstruir las imágenes. Pinta con acrílicos y óleos.
Daniel: ¿Juana cómo es la relación de los invidentes con su obra?
Juana: “Hay un dilema quizás a nivel conceptual, cómo lograr que una persona que no puede ver acceda a lo que hago, que es en su mayoría gráfica y pintura. Una de las pinturas va con audio, un collage de salsa erótica. Es un nivel muy complejo y me preocupa mucho eso. A Gregorio (el hombre que conocí a la salida de la biblioteca) le gustó la obra de los cepillos, por ejemplo, o en otros casos, una amiga trajo amigos invidentes a la exposición, yo estaba nerviosa de entender cómo se relacionaban con la obra.”.
Cerrando comentamos sobre la relación tan compleja y particular del tema pornográfico con la condición de invidencia. Este oxímoron abre un nuevo campo de sensaciones y formas de acercarse a un tema tan tabú en la esfera de lo social como lo ha sido la pornografía o la sexualidad tradicionalmente.
Unas semanas después de esta conversación Juana muy amorosamente me hizo llegar por correo a Manizales el catálogo de Soft Porn y las publicaciones Andere Koordinaten de entrevistas a personas con discapacidad visual. A Juana la conocí en los años universitarios a través de colegas y amigos en común.
©Regina Kelaita
[1] Manizales, 6 de junio de 2022. Retrato hablado de Juana Anzellini desde su estudio en Berlín. Revisado y reeditado para este medio el 5 de diciembre de 2024 desde Chinchiná, Caldas.
[2] El “Pico y Placa” es un sistema de rotación bastante común en Colombia que restringe la circulación de vehículos según los números finales de las placas. Esta medida tiene como objetivo reducir la congestión en las calles durante las horas de alto flujo de tráfico y contribuir a la preservación del medio ambiente.
[3] Wilson Díaz nace en Pitalito, Colombia en 1963, estudió Artes Plásticas en la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. Su trabajo tiene como fundamento la compleja situación sociopolítica colombiana, indaga al interior del complejo contexto histórico, social y político del país desde la década de los 80. Por medio de operaciones artísticas como la apropiación de imágenes de los mass media, o de imágenes históricas de diferente importancia que el mismo Díaz documenta y utiliza como fuente en varios proyectos, donde se involucra la pintura, el dibujo, el video, las acciones, la escritura, entre otros. Tomado, sitio web. Instituto de la Visión. https://institutodevision.com/artistas/wilson-diaz/ Última visita Diciembre 1014.
[4] Hasta allá llegó el proyecto del abuelo.
[5] El autor se refiere a una persona grosera sin modales. El uso estricto ,según la real academia de la lengua española, se refiere a un cerdo.
[6] Wilson Díaz y Ana María Millán, son miembros del colectivo Helena Producciones, creadores junto con otros artistas de Cali, del festival de Performance, entre ellos: Leonardo Herrera – Juan David Medina – Giovanni Vargas – Juan Carlos Melo – Ernesto Ordóñez – Diana Lasso – Marcela Gómez – Mauricio Vera – Yohanna M Roa- Alberto Campuzano. Mas información ver http://www.helenaproducciones.org/cv_quienes_son_helena.php
