Por Luis Felipe Vélez
Secretaría de Cultura de Cali, Instituto Departamental de Bellas Artes, Curaduría: Yohanna Roa, septiembre – octubre 2025

Instituto departamental de Bellas Artes. Vista general de la exposición. Photo INES_Magazina
Desde su concepción curatorial, Cuerpas Desobedientas propone una lectura de lo que denominamos cuerpx como un campo de batalla simbólico de múltiples dimensiones. A través de dos exposiciones, seminarios, talleres y la publicación de un libro con el mismo nombre, se enfrentó, desde la teoría y la práctica, a la fragilidad y a las contradicciones del sistema, así como a los hábitos particulares definidos por las repeticiones culturales normativas. El proyecto expositivo, dividido en dos aperturas, una en la Secretaría de Cultura y otra en el Instituto de Bellas Artes, convocó a más de cuarenta artistas que, desde sus prácticas, tejieron un mapa afectivo y situadx, representando el contexto mientras lo habitaban y lo pronunciaban con la potencia del discurso vivo.
En la primera apertura, realizada en la Secretaría de Cultura de Cali, le cuerpx apareció como eje sensible: cuerpxs indisciplinadxs, rebeldxs, fragmentadxs, que cuestionaron las normas impuestas por el género, la raza o la clase social. En la segunda, llevada a cabo en el Instituto de Bellas Artes, el territorio se concibió como cuerpx expandido: un espacio donde la memoria y la geografía se entretejen para resistir las formas coloniales de representación y apropiación. Ambas instancias funcionaron como espejos de una misma pregunta: ¿de qué maneras lxs cuerpxs humanxs, territorialxs y simbólicxs pueden volver a ser lugar de enunciación y no de dominación?

Centro Cultural de Cali. Vista general de la exposición. Foto Antonio Juarez Caudillo
La curaduría de Yohanna M. Roa, en ese sentido, buscó los orígenes de estas reflexiones en las últimas cuatro décadas, articulando las piezas para crear climas y tensiones en una atmósfera conceptual que desbordó las relaciones entre sí y las vinculó como un todo. Como el aire que se respiró colectivamente en las salas sin distinción, en el acto de la vida: inhalar, exhalar, para ser con el entorno, la tierra y el espacio donde las muestras se desplegaron. En ese lugar donde lo humano se diluyó y lo sensible se volvió colectivo, el aliento compartido retomó el sendero para dar significados a lo que implica desobedecer como cuerpa, y más aún, indagar por la forma en que se habita un territorio cuando la tierra misma ha sido herida. En este gesto que recuerda la resistencia desde lo íntimo, las exposiciones reconfiguraron la mirada, obligando a abandonar la posición cómoda del público distante.


Izquierda: Río Nuevo. Ana María Velasco. 2,50 m x 1,50 m. Acrílico sobre lienzo. 2025
Derecha: Proceso para la memoria (Dibujo azul), fotografía publicada en el periódico El Tiempo, 1991, Angélica Mercedes Castro, 300 cm x 250 cm, calco con papel carbónico azul sensible sobre lienzo costero. 2021–2023. Fotografía cortesía del Instituto Departamental de Bellas Artes – María del Mar Castro.



Justicia POP. Alejandra Gutiérrez, Dimensiones variables, Performance, 2025. Fotos Antonio Juárez Caudillo.
Inhalar
En el primer momento, lxs cuerpxs aparecieron como archivo vivo, convertidxs en la superficie donde se han inscrito las violencias de la historia, así como los impulsos de la re-existencia. Podría leerse como un ejercicio de descanonización visual mediante la performatividad, la autopercepción y el uso de lxs cuerpxs como lenguaje. Lxs artistxs subvirtieron categorías binarias para construir un nuevo campo simbólico. En esta trama, la interseccionalidad actuó como un prisma que permitió comprender cómo se entrelazan las formas de resistencia, desplegando prácticas que interrogan la mirada y su genealogía colonial.

Justo en la Herida. Saro Pachón Peláez, 60 cm x 50 cm, Óleo sobre lienzo, 2024.
La pintura de Saro Pachón, Justo en la herida (2024), interpela con la potencia de la honestidad un cuerpx autorrepresentadx, que supera la imagen para ahondar en el primer espacio vital que le contiene. Desde este, franquea el archivo de la historia, en el que: “La relación entre cuerpo y sujeto está atravesada por el poder y las formas del mismo que intentan cuerpos vinculados a los ‘tipos’ de sujetos que se privilegia en una sociedad,”[1] para llegar a la ruptura desde la desobediencia, manifestada no en lo que se muestra, sino en el cómo: en el gesto de no ofrecer imágenes dóciles, en la insistencia de ocupar un espacio con formas incómodas, inacabadas, desmantelando las ficciones que separan une humane de otrx.

JohnaJohn Campo Betancourt. Arte del Tramoyo 3.0. 2,50 m x 5 m. Instalación. 2025.
Este proceso relacional dio forma a una construcción simple pero potente en la obra de JohnaJohn Campo, Tejer con espumas un refugio entrañable (2025). Mediante trozos de espuma que se van juntando en una red por la acción colaborativa del público, Campo retoma la experiencia dxl cuerpx en el mundo drag, donde este material tiene múltiples usos, generando una interconexión de historias que dan forma a un todo común en la existencia plural de las identidades. Esta posibilidad de invención evoca la memoria del cuerpx como espacio de fuga y, a su vez, como territorio en disputa. La activación del performance de Janeth Blanco, Dulces gotas (1997–2025)[2], coloca en tensión esta relación al mostrarse coronada por rosas que se mantienen verticales sobre su cabeza, bañándola con sutileza bajo el peso de los símbolos de belleza y sacrificio. En su lento andar, como soportando las espinas, vestida con un traje hecho de pétalos de esta misma flor, mantiene un gesto solemne, metáfora viva de que toda transformación política comienza en la piel y en el gesto.




Dulces gotas. Janeth Blanco Parra, Dimensiones variables, Performance, 2025. Foto Antonio Juárez Caudillo.
Dayana Camacho, por su parte, en Yumbo [3](2019), trae la memoria de lo familiar desde la construcción de relatos particulares, que, a su vez, generan la sensación de haber estado ahí, en esa colectividad, donde las historias contadas y el registro de una época establecen una unión de los afectos, resignificando ese pasado común. La curaduría de Roa articuló ese aprendizaje colectivo sin caer en la estetización del sufrimiento, convirtiendo las salas en espacios de reparación simbólica y de restitución de dignidades. En este campo, lxs cuerpxs dejaron de ser objeto para devenir sujeto político y epistémico.

Yumbo. Dayana Camacho Rodríguez, 180 cm x 120 cm, óleo sobre lienzo, 2019. foto cortesía de la Artista
Cuerpxs como forma de conocimiento y modo de producir sentido desde la experiencia situada: así, la exposición se lee como un laboratorio de reconstrucción, donde las y lxs artistas reconfiguran su ser-mundo desde la memoria, el deseo y la cicatriz, estableciendo un mosaico de historias que rehúyen la representación totalizante, apostando por la multiplicidad, el derecho a existir en los propios términos y la urgencia de imaginar mundos posibles.
Exhalar
La desobediencia corporal que emergió en la composición de los espacios se produjo de manera ontológica. Implicó un desplazamiento: de pensar la subjetividad como una red de relaciones situada en una historia hacia un territorio y una comunidad. La segunda apertura se desplegó de manera expandida: si el cuerpo es territorio, entonces siente, recuerda. El suelo devino en testigo y cómplice. Estx cuerpx-tierra, en duelo por la colonización, la guerra y el extractivismo, se convirtió en un espacio de siembra para el arte como acción viva. En este tránsito se crean otros modos de estar. En la obra de Laura Victoria Cuéllar, Hidrófono Análogo. Serie Tecnologías para la escucha del agua (2023), buscando la poética del origen, se instaló entre la sensibilidad y el artefacto como medio para capturar la respiración de la tierra en el agua, en el río que fluye como una constante del tiempo, oyendo el territorio desde lo más ancestral.


Izquierda: Hidrófono Análogo Serie Tecnologías para la escucha del agua, Laura Victoria Cuéllar, 200 cm x 15 cm, cobre ensamblado. Técnica mixta, 2023. Derecha: Una casa del Rodeo, camino al paraíso, atravesado por el mapa de los lugares donde mi madre habitó en vida. Perteneciente al proyecto Gestos, archivos y repertorios afectivos frente a la ausencia de cuerpos y memorias. Cindy Muñoz Sánchez, 150 cm x 150 cm (instalación completa en muro), 2014-2025. Fotografías cortesía del Instituto Departamental de Bellas Artes-María del Mar Castro.
En Una casa del Rodeo, camino al paraíso atravesada por el mapa de los lugares que mi madre habitó en vida (2014–2025), Cindy Muñoz Sánchez construye el espacio que podríamos llamar hogar desde la indagación y el tránsito. En cada punto de esa casa imaginada, la artista encuentra un camino trazado no solo por el acto de sobrevivir, sino también por el de producir otros modos de estar en el mundo, que, al afirmarse en sus raíces, inventan nuevas formas de habitar. Ana Elida Ortiz, en Casa de Esterilla y La guala (2018), desde lo cotidiano, construye una relación en la que el territorio deja de ser un fondo pasivo para convertirse en sujeto que acoge y reconfigura las presencias diversas que le viven y le determinan.


Casa de Esterilla y La Guala, Ana Elida Ortiz Saldarriaga, 24.5 cm x 35 cm, Rapidógrafo sobre papel Durex. 2018. Fotografía Cortesía Instituto Departamental de Bellas Artes-María del Mar Castro.
Paradójicamente, desde ese mismo rasgo, se normalizan también desigualdades. En Justicia POP (2010–2025), Alejandra Rodríguez llevó un carro de crispetas y fue construyendo la palabra “justicia” mientras las personas las comían. Un acto interminable en el que se vuelve cotidiano que nada se logre, que la justicia aplique solo para algunxs y deje relegadas a las comunidades que esperan. En esa misma sala, la obra Caternarias, de Ángela Villegas, intervino el espacio con una hamaca atravesada por espinas de chonta y la palabra «perdón». Frente a ella, como un coro que se va creando, la pieza de Angélica Castro, Proceso para la memoria (dibujo azul) (2021–2023), establece el diálogo entre la historia y el peso de las masacres en esta nación. En ella, vemos la parte posterior de unos pies, en perspectiva, que, sobre una cerca de madera, contemplan un campo de cuerpxs muertxs. La escena plantea una relación donde la vida se carga como una potencia, como algo que aún respira incluso desde el dolor. Ese tránsito sugiere un sentir que va desde la experiencia corporal hasta la conciencia territorial, revelando en cada gesto una comprensión del arte como práctica situada y relacional, permitiendo que la exposición funcionara como un dispositivo de desaprendizaje.

CATENARIAS. Ángela Villegas, instalación, 377 cm x 132 cm. Espinas de chonta insertadas en hamacas blancas, 2015. Fotografía INES_Magazina.
Ambas muestras, al reunir prácticas diversas, generaron una conversación que también es una crisis: ¿Cómo narrar lo múltiple sin borrarlo? ¿Cómo mirar el dolor sin reducirlo a un objeto de consumo estético y construir comunidad desde la diferencia? Desaprender la mirada colonial, la neutralidad del arte, la idea dxl cuerpx como propiedad privada, responde aquí a una estética interseccional donde la diferencia se preserva desde la persistencia de cada territorio y gesto, con la intención de volver al mundo con el deseo de transformarlo. Esta reconfiguración de los modos de legitimación se manifestó en la curaduría al afirmar que no se pretendía “representar una totalidad, sino abrir espacio a múltiples historias”. Así, se desactivó el impulso totalizante del discurso moderno, abriendo el camino a prácticas que no solo resisten, sino que también crean otras formas de vivir y de narrarse.
Cuerpas Desobedientas desplegó una crítica visual al orden patriarcal, proponiendo una poética de la insumisión. Un territorio afectivo que reclama su derecho a existir fuera del mandato de la norma. En tiempos de discursos de odio, censura y precarización de la vida, estas obras reflejan, nos miran e interpelan. En ese gesto está la fuerza política del arte que se niega a callar: el arte que no ilustra la teoría, sino que la vive.
Ojalá que este sistema creado con cuerpas en todos los aspectos que abordó como proyecto: seminarios, talleres, publicaciones, exposiciones, sea una ruta para el cuestionamiento y la desestabilización de los órdenes, para re-imaginar otras opciones y construir desde la comunidad, más allá de una política institucional, sino desde lo que nos hace humanxs: en el estímulo mismo de nuestros rasgos más comunes.
Solo por la vida, por la que se defiende algo tan puro como lo que somxs.
Artistas participantes en la exposición: Ana María Rosero, Andrea Valencia Castrillón, Carmen Espinosa, Carmenza Banguera, Carmenza Estrada, Carolina del Llano Tafur, Claudia Inés Victoria, Connie Gutiérrez Arenas, Dayana Camacho Rodríguez, Ivonne Navas Domínguez, Janeth Blanco Parra, JohnaJohn Campo Betancourt, Liliana Vergara, Lina Hincapié, Luz Elena Villegas, María del Pilar Vergel, Natalia Cajiao, Vivian Monsalve, María Evelia Marmolejo, Ana Lucía Galvis, Leandra Plaza, Saro Pachón Peláez, Alejandra Gutiérrez, Ana Elida Ortiz Saldarriaga, Ana María Velasco, Ana María Millán, Ángela Villegas, Angélica Mercedes Castro, Cindy Muñoz Sánchez, Daniela Vargas, Diana Marcela Buitrón, Diana Saldarriaga, Laura Victoria Cuellar, Lina Rodríguez Vásquez, Mónica Restrepo, Salomé Rodríguez, Raíz de Cero, Yasmin Romero Valencia, Yolima Reyes, Colectivo A la Plaza, Yohanna M. Roa.











¨Bodegón” Mónica Restrepo 100 cm x 70 cm . Acuarela sobre papel acuarela Hannemühle. 2024. ¨Las Semillas que están por venir¨, 27 Esculturas en cerámica,100 cm x 70 cm . Frita, Terra Sigillata, Bruñida . 2020-2024. / ¨Al Caer la Tarde¨. De la serie Al Interior¨, Luz Elena Villegas. Pintura y. Grabado. Metal a color. 2003. / ¨Autorretrato¨. Lina Hincapié 39 cm x 55 cm. Collage. Fotografía, pintura, dibujo. 2025. ¨Mártir I¨. 48 cm x 60 cm. Técnica mixta. 2012. / ¨Amapolas Sangrantes 1, 2 y 4¨, Diana Saldarriaga. Dim variables. Cera y óleo sobre tela. 2012 / “Flora Levita en el Deseo II”, Daniela Vargas, 59 cm x 94 cm x 20 cm cu, Escultura, Instalación. 2022 / “¿Cuántos ríos caben en una crayola de color negro?¨, Raíz de Cero (Stephanie Díaz). 215 cm x 70 cm. Dibujo con crayola sobre papel azul (4 dibujos en total) 2023-2025 / Colecivo a la Plaza, Archivo de intervenciones en el espacio público de Cali, 1990 -2005, / ¨Fanzine Un Archivo de artistas, areperas, travxs, trans, maricas, cuir, entre otres¨ Leandra Plaza. 250 cm x 100 cm (aproximado) Pruebas de impresión del libro de artista, impreso en risografía y serigrafía. 2024 / “Casa de Esterilla” y “La Guala” Ana Elida Ortiz Saldarriaga 24.5 cm x 35 cm cu. Rapidógrafo sobre papel Durex. Rapidógrafo sobre papel Durex. 2018. / Ivonne Navas Domínguez, Variables, Performance duracional 4 horas. Fotografías: Antonio Juárez Caudillo, 2025. / This seems impossible, or it’s nothing. Carmenza Banguera. 125 cm x 90cm . Acrílico sobre papel de algodón (hahnemühle). 2024.
[1] El cuerpo en Colombia: estado del arte, cuerpo y subjetividad / Nina Alejandra Cabra A., Manuel Roberto Escobar C. — Bogotá: IESCO: IDEP, 2014. p. 54
[2] Janeth Blanco realizó una versión durante las inauguraciones de ambas salas. Esta pieza es una activación de la realizada en 1997.
[3] Yumbo, Valle del Cauca, es un municipio colombiano conocido como la “Capital Industrial de Colombia”. Ubicado al norte de Cali, alberga más de 2,000 empresas, incluidas fábricas, centros logísticos y zonas francas.




