Arte Contemporáneo, Deseducación y Tejidos Artesanales

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Contemporary Art, Unlearning, and Handcrafted Textiles
Written by:
Daniel Santiago Salguero
Daniel Santiago Salguero is a Colombian artist whose work spans various media, including performance art and photography. He earned his B.F.A. in Audio-Visual Media and Photography in 2006 from Politécnico Grancolombiano in Bogotá. He completed an M.A. in Performance Art (Artes Vivas) at Universidad Nacional...

Entrevista a Jorge González Santos por Daniel Santiago Salguero
Columna Retratos hablados
Por Daniel Santiago Salguero

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Notas a partir de una conversación telefónica de WhatsApp con el artista visual Jorge González. Bogotá, Colombia – San Juan, Puerto Rico, sostenida a pesar de varias interferencias debido al mal clima. [1]

Jorge González, Lecturas bajo la cojoba. 2019. Foto Max Toro

Puerto Rico

Jorge González (San Juan, Puerto Rico, 1981) se define como un artista profundamente influenciado por su comunidad. A partir de esta conexión, ha comenzado a explorar cuestiones relacionadas con los recursos naturales. Se interesa por modelos de educación autogestionados que beneficien a comunidades artesanales, así como por la creación de espacios de autogestión paralelos.

Su fascinación por los materiales y procesos tanto naturales como técnicos lo ha llevado a reflexionar sobre los tiempos internos o análogos que estos implican, sus ordenamientos, patrones y escalas, especialmente en el contexto de los tejidos. Esta investigación lo ha conducido a comprender que es posible asumir escalas más pequeñas o diferentes proporciones en diversos aspectos de la vida. Así, ha comenzado a meditar sobre el concepto de “descaling” o “desescalar”, que se puede aplicar tanto a temporalidades como a modelos o formas de hacer, como en el caso de las asociaciones entre individuos o comunidades.

Jorge con su abuela, Cosmelina “Carmín” Sánchez Casillas. foto tomada de la cuenta de IG de Jorge.

Entre 2006 y 2010, González estuvo aproximadamente de cuatro a cinco años sin ejercer como artista. Durante ese tiempo, se sumergió en la jardinería y exploró procesos relacionados con la arquitectura. En su práctica actual, ha recuperado el interés por la formación de educadores, influenciado por el legado de su madre y su abuela, quienes fueron expertas en educación. Su obra comenzó a consolidarse, especialmente en el ámbito del trabajo comunitario.

Colombia y EE. UU.

Jorge González. Banquetas chéveres, detalles de la instalación 359 días en 19 meses. Cordoncillo de algodón teñido sobre madera puertorriqueña. 2019. Foto cortesía galería de arte Embajada, Puerto Rico.

Jorge González estuvo en Flora[2] en Bogotá durante varios meses en 2017, gracias a la Beca del Caribe. Posteriormente, pasó una temporada en Nueva York, donde participó en la exhibición ¨Pacha, Llaqta, Wasichay: Indigenous Space, Modern Architecture, New Art¨ en el Whitney Museum.

González ha establecido una relación especial con Colombia. Durante esos años, fue invitado a trabajar en Barichara con una comunidad de tejedoras, donde realizó el Proyecto Textil Soles-Suatí (que significa “canción del sol” en el idioma Guane). Juliana Steiner fue la curadora que lo invitó y acompañó en este proyecto.

Jorge González, Suaty (Canción del Sol) Intercambios de confección de manta en la Reserva Guatoc, Barichara, y procesión hacia la cueva Yuyu, Reserva Natural Corretjer-Para La Naturaleza, Ciales, Puerto Rico. 2021. Fotos cortesía de Juliana Steiner y Rubén Rolando.

Jorge sostiene que el oficio de tejer sobrevive por contagio, a través de la transmisión de la técnica. Explica que hay un tipo de tejido en Puerto Rico llamado Soles, que proviene de Canarias y ha llegado a través de migraciones desde lugares como Luisiana y Paraguay, donde forma parte del pensamiento guaraní. Este conocimiento lo ha adquirido a partir de su trabajo con comunidades y su investigación sobre el tejido.

En sus propias palabras: “En esos procesos con comunidades, como con la que trabajé en Santander (Colombia), uno se entrega a transformarse. En estos procesos, el valor del aprendizaje radica en asumir las transformaciones en uno mismo. Con esta comunidad, se dio esa entrega. Lo mejor que una persona puede ofrecer a estos procesos es compromiso y conversaciones a largo plazo, donde se repiensa el arte. Por ejemplo, esta comunidad se relaciona con el arte desde lo cotidiano y desde el sustento. Son aprendizajes significativos que luego podemos incorporar a otras áreas del conocimiento o de lo social.”

Desde Guane (Santander, Colombia) y teniendo en cuenta la tradición de la comunidad, se pensó en una procesión anual a Santa Lucía, utilizando elementos de tejido. Estos ejercicios permiten a las comunidades resignificarse, explica Jorge, y reorganizarse.

Debido a problemas ocasionados por la pandemia, tuvieron que cancelar la procesión del manto en Puerto Rico, aunque estaba prevista para realizarse en Colombia como parte de la residencia. Ernesto Pujol, artista y amigo de la comunidad, acompañó el proyecto de muestra del manto. A partir de esa experiencia, han reflexionado sobre cómo se construye un mito y se otorgan significados al manto, incorporando el andar como gesto en el ritual.

En Colombia, en el espacio de Flora, con el curador José Roca, también reflexionaron sobre su proceso en relación a la tierra y la naturaleza.

Sesión de trabajo en el taller de alfarería indígena de Borikén en el Taller Cabachuelas, dirigido por la maestra Alice Chéveres, junto a estudiantes de la Escuela de Artes Plásticas y Diseño, 2019. Fotos Jorge González.

San Juan y Kassel

Más tarde, Jorge participó en el programa comunitario ¨Under The Mango Tree¨, parte de la exhibición Documenta[3] (Kassel, Alemania), donde aprendió a identificar el término “unlerner”, que significa “des-aprendiz”, con el que ahora se siente identificado. En esta experiencia, discutieron sobre comunidad y educación en relación con el arte, explorando cómo estas personas traen sus conocimientos y encuentros que terminan formando espacios de desaprendizaje.

Jorge ya había trabajado en proyectos relacionados con artes y oficios, el aprendizaje de recursos y espacios críticos sobre el territorio. Se hizo la pregunta: ¿cómo generamos compromisos con los recursos que brinda la técnica? Este proceso se gestó mientras estaba en Puerto Rico, alrededor de 2014, cuando trabajó durante dos años en Beta-Local[4]. Según su cofundadora, Michi Marxsuach, Beta-Local es “Un motor a través del cual ocurren distintos tipos de trabajo. Nuestro enfoque está en generar nuevos modelos de creación artística que respondan a nuestras realidades sociales y materiales, que incluyen un Estado endeudado, un modelo de consumo colapsado, una estructura económica colonial y una población desprovista de destrezas manuales tras décadas de industrialización.”

A veces, simplemente reunir a personas que de otro modo no se encontrarían es suficiente para generar algo nuevo que se dirija en una dirección distinta. Así, el espacio de Beta-Local ha mutado entre un salón de clase, un puesto de verduras, un espacio de exhibición, un taller de mecánica, una estación de radio y una biblioteca. Se enfocan principalmente en tres proyectos: una escuela libre que facilita intercambios de conocimiento, una residencia internacional y un programa de investigación y producción colectiva de nueve meses. Su trabajo ocurre en espacios públicos y comunes, donde se desdibujan las divisiones entre artista y público, intelectual y artesano, profesional y amateur.

Jorge ha aprendido a pensar de manera crítica sobre la educación del arte, considerando el aprendizaje como un proceso acompañado. Se interesa por el espacio del arte en relación con la comunidad y descubre la afectividad como un espacio crítico y un método para definir el espacio que desea crear. Ha incorporado el concepto de generosidad como eje central de su trabajo.

Desde allí, revisó un espacio académico en deterioro, con un aspecto de modernidad tropical, y propuso como alternativa para su regeneración el proyecto Escuela de Oficios. Esto ha generado modelos de aprendizaje autogestionado que han dado forma a diversas interacciones y han contribuido al desarrollo del proyecto La Germinal, inspirado en el pensamiento y labor de Luisa Capetillo, un espacio simbólico gestionado por Mónica Rodríguez. Luisa Capetillo fue una figura feminista del siglo XX, anarquista, escritora y ecologista. Este proyecto está dirigido a su figura histórica y se continúa reflexionando sobre cómo incorporarla en el relato cultural.

En un ejercicio de pisado de barro, leyeron un texto de Luisa Capetillo a manera de performance. Jorge intenta llevar los elementos de forma muy honesta. Retomaron la idea de Luisa, quien deseaba fundar una escuela de agricultura; su literatura se centraba en este propósito. “Era una mujer feminista queer”, exclama Jorge, destacando su papel como referente en la búsqueda de una diversidad radical. Esto les llevó a cuestionarse cómo referirse a lo originario desde una voz de radicalidad y originalidad plena. Ha sido un proceso largo.

Caminaron con la manta como una voluntad, utilizando el andar como gesto artístico.

Puerto Rico

Armigo Santos colabora en la realización de un tejido alfombra de enea, sobre rampa de patineta, un estudio de obra de Chemi Rosado Seijo, en el estudio compartido de González y Rosado Seijo.

Como el, le o la lector(a) podrá darse notar, este es un trabajo profundamente comunitario. Jorge menciona a Chemi Rosado, su compañero de taller, quien colabora con Michi Marxsuach, curadora de arte independiente, a través del espacio M&M Proyectos[5]. Ellos trabajan en proyectos educativos de manera crítica, hoy dirigidos por artistas, lo que ha tenido un impacto significativo en la organización de proyectos comunitarios en torno al espacio público, reflexionando sobre cómo habitar el espacio del arte antes de su consolidación como proyecto y como espacio para desarrollar contenidos.

Crearon una casa en la finca de uno de sus maestros de tejido de canasta, considerando también la idea de estructuras como tejido. El tejido de canasta está imbuido de significados del pasado agrícola cafetalero (canastas para recoger café). Se preguntan cómo pensar la casa desde el tejido y el barro, en términos de sus dinámicas, entendiendo la casa como un contenedor colectivo. “Luego está la idea del ciclo natural, relacionado con el solsticio y el pisado. Ha sido un año muy importante, lleno de reflexiones y desafíos”, añade Jorge.

Ahora hay un altar en su estudio en San Juan, creado a partir de las pérdidas que han experimentado como comunidad, en conexión con sus recursos y agradeciendo lo que tienen.

Mitología Lareña: Acerca de la montaña de Torrecilla (Cuentos del camino) 2018–2019, calado en lino.

Distintas redes

Jorge comparte una reflexión sobre la metáfora del tejido: “Ofrendar, agradecer, reutilizar con una mejor voluntad. Trabajar la generosidad como concepto en relación a los recursos. Las fibras son generosas, pueden conformar arquitecturas, son activos en un proceso de colaboración. Es fundamental revisarse a uno mismo dentro de la ancestralidad del territorio, que a menudo es frágil frente a sistemas agresivos y violentos, donde la ancestralidad puede ser violada. Hay que pensar en cómo, materialmente, se manifiesta nuestro hacer (tejido, talla, vasija), cuándo hay pensamiento. El tejido mismo conmemora la siembra: tierra, vida, crecimiento, alimento; muchos conceptos se traducen a tejidos. La intención de crecer internamente es una estructura facilitadora. Es casa. Cierne, filtra, protege.”

Este compromiso ejemplar con la comunidad ha sido a largo plazo. Jorge ha integrado la formación de plantas, diseño, arquitectura y educación, consolidando todo en un proceso de experimentación y ejecución. Es artesano y educador, un maestro artista que se relaciona con comunidades a veces muy distantes geográfica o ideológicamente, desde la perspectiva de la autogestión.

Jorge ha trabajado en su disposición para entrar en un proceso de aprendizaje, intercambio y compromiso a largo plazo. “El conocimiento está para pasar por nosotros. Que sea un espacio de transformación.”

Mitología Lareña: Acerca de la montaña de Torrecilla (Cuentos del camino) 2018–2019, calado en lino.


[1] Este texto fue publicado originalmente en una columna sobre arte llamada ¨Deuda¨, en un medio cultural local del Eje Cafetero colombiano en 2021, en una versión más experimental. A propósito de mi columna Retrato Hablado, he decidido reformar y republicar la entrevista, bajo la autorización de Jorge González, a quien encontré tan dispuesto y amable como en esos días de conversación. La urgencia de los temas y sus búsquedas y métodos continúan siendo o son aún más urgentes al día de hoy.

[2] Flora ars + natura. (2013-2019). Programa de residencias artísticas en Bogotá.

[3] Documenta. (Desde 1955). Exposición quinquenal internacional de arte en Kassel, Alemania.

[4] Beta-Local. Organización facilitadora de tiempos y espacios para las prácticas artísticas en Puerto Rico y el Caribe.

[5] M&M Proyectos. Residencia de artes en San Juan, Puerto Rico.

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