Luchas Por el Arte. Mapa de Relaciones y Disputas Por la Hegemonía del Arte (1843-1933)

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Struggles for Art. Map of Relations and Disputes for the Hegemony of Art, 1843-1933
Written by:
Kekena Corvalán
Kekena Corvalán is a curator, professor, and feminist writer who has significantly impacted the contemporary art scene in Latin America. Her extensive work spans curatorial practices, academic contributions, and feminist discourse. She curated the two editions of the transfeminist collective exhibition #paratodestode. This groundbreaking project...

Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile: Entrevista a sus Curadoras.

La Columna Indisciplinada

Por Kekena Corvalán

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Entrevistamos a Gloria Cortés Aliaga y Eva Cancino Fuentes, las curadoras de la exposición Luchas por el Arte. Mapa de Relaciones y Disputas Por la Hegemonía del Arte (1843-1933), que se exhibe actualmente en el Museo Nacional de Bellas Artes de la ciudad de Santiago de Chile.

La muestra está atravesada desde hace meses, por una polémica derivada de ciertas decisiones estético curatoriales, que consisten en quitarle los marcos a los cuadros y unir las obras armando una suerte de continuidad entre ellas. No sólo se ha cuestionado el hecho de haber removido los marcos, también cuestiona la falta de cartelas que identifiquen las obras.

Concretamente, se ha llegado a decir que la propuesta institucional busca manipular obras de reconocidos “exponentes del arte chileno”. Esto surge a raíz de que Matías Mori, nieto de uno de los artistas expuestos: Camilo Mori Serrano (Valparaíso, 1896-Santiago, 1973),  publicó una carta en el periódico El Mercurio indicando que las piezas de su abuelo se encuentran en un aberrante estado“, con la finalidad de fundar el objetivo ideológico curatorial de la exposición.

Creo que una de las cuestiones fundamentales de esta exposición, que personalmente tuve la oportunidad de recorrer in situ en diciembre del año pasado, es ofrecer un interesante desarrollo conceptual, fruto de un riguroso proceso de investigación a cargo de las curadoras.

Desde esta publicación, pensamos que una buena forma de aportar al entendimiento de los sectores reaccionarios involucrados, frente a miradas más contemporáneas y revisionistas, es darle la voz a las propias curadoras, dos mujeres de amplia y reconocida trayectoria nacional, regional e internacional del campo de las artes.

KC: Viendo y tomándolo como caso de interpelación arte/comunidades o arte/sociedad, el trabajo de ustedes siempre es sumamente enriquecedor. Querríamos saber cómo fue el proceso de investigación histórica de esta exposición. ¿Cuánto tiempo les llevó? ¿Qué dificultades y desafíos les trajo?  

GC: La investigación tiene todo que ver con nuestros propios devenires como historiadoras del arte. La mayoría de los archivos que están en exhibición son parte de nuestro trabajo, en mi caso, de 25 años en el ejercicio de la disciplina y que hemos puesto a disposición en esta muestra. Nunca antes se habían presentado juntos, dando cuenta de una historia que tampoco se ha relatado en la historiografía chilena y que pone en evidencia las relaciones de poder establecidas en el sistema de las artes en sus primeros 100 años de conformación y desarrollo.

Por otro lado, la investigación es el resultado del conocimiento de la propia colección del museo. En general, hay una idealización sobre la colección en tanto representaría el panorama de una gran historia del arte. Sin embargo, la colección no cuenta con muchas de las obras emblemáticas relatadas por esa misma historia del arte, que se constituye en una escritura principalmente masculina. Es una colección que contiene muchos vacíos. Vacíos históricos y vacíos de representación y que hemos intentado subsanar con algunas adquisiciones recientes. Trabajar con esos vacíos “presentes” a través de su ausencia, en una colección de 6.000 obras, muchas de las cuales son desconocidas por el público, presenta muchas dificultades en ese sentido. ¿Qué se exhibe, cómo se exhibe, en qué contextos?

Desde esa misma reflexión de base sobre la colección y los archivos que teníamos en nuestras manos, es que nos planteamos este desafío de montar la muestra como una mesa de trabajo, un despliegue de obras que dialogaban entre sí desde diferentes perspectivas: historias, imágenes, entramados, donde los archivos construían el propio tejido narrativo.

ECF: Tal como dice Gloria, las investigaciones de ambas confluyeron en el diseño y desarrollo de Luchas por el Arte. En mi caso esta es una investigación que he desarrollado con otras compañeras y compañeros desde el 2008, la que intentó analizar el rol de las instituciones en el campo del arte chileno.

Este es un enfoque que no había sido lo suficientemente expuesto en las instituciones museales y nos parecía que era ineludible plasmarlo en una muestra que, además, se nutre de archivos para dar voz a los agentes del campo de la época y mostrar cuál era el modo de relacionarse entre las pocas personas que integraban el circuito artístico de hace más de 100 años. La muestra además intentó incorporar a sujetos y sujetas que habían sido relegados dentro de la historiografía y que, gracias a los trabajos de investigación, hemos podido detectar e incorporar a la colección de MNBA. En ese sentido, Luchas por el Arte también ha sido una forma de visibilizar esos trabajos de investigación que cuajan en adquisiciones de obras para la colección, que presenta vacíos de obras y artistas, pero incorporando las obras más reconocidas por la historiografía y por los públicos que nos visitan.


KC: A nivel personal, ¿Cómo se articula esta exposición con la carrera de cada una? ¿En qué momento les llega?

GC: Vienen momentos importantes para el museo con la actual dirección, Varinia Brodsky, primera mujer en democracia que dirige este museo –y tercera en sus 140 años de historia– y que replantea los paradigmas institucionales, la apertura a territorios, la incorporación de la innovación en diferentes aspectos y formas, la programación editorial, la propia estructura de los equipos de trabajo, entre otras cosas. Para mí es importante también replantearme mis propios paradigmas; el trabajo colectivo, la práctica curatorial llevada al seno de las comunidades, especializadas y no especializadas, y atender a la escucha, sin perder de vista la visión crítica y las posibilidades que entrega la colección desde la historiografía y los estudios culturales. En lo personal, cada vez me hacen más sentido los conceptos de contra-públicos, es decir, cómo entendemos la noción de públicos en el campo de la institucionalidad cultural y especialmente en los museos. Luchas por el Arte viene a remarcar esas nociones sobre qué discursos ocupan la esfera de lo público, por ejemplo y a quiénes queremos incorporar en los nuevos debates y narrativas, sin descuidar a aquellas comunidades o audiencias ya atraídas por el museo. Usuarios digitales, infancias, jóvenes, disidencias y un sinfín de otras comunidades que no se sienten convocadas por la institución. Recuperar la escala humana del museo.

Cuando inauguramos (en)Clave Masculino en el año 2016, se generó igualmente un debate sobre las investigaciones feministas que irrumpían en el museo a partir del estudio de la colección. Un fenómeno interesante es que, a partir de la muestra, el contra-público femenino (mujeres y cuerpos feminizados) aumentó a más del 50%. Esto significa que lo que hacemos tiene efectos inmediatos en las personas y, probablemente, también a largo plazo, especialmente en las infancias o en comunidades marginadas. Es el camino que me interesa continuar a 10 años de haber llegado al MNBA. Me tomó otros 15 años poder llegar hasta este lugar. Ha sido un camino largo y hoy es un momento de muchos replanteamientos personales respecto de cómo, bajo qué formas, sobre qué territorios múltiples puedo seguir dándole cuerpo a mi trabajo, dentro o fuera del museo.

ECF: Yo agradezco mucho la posibilidad de poder trabajar y pensar desde la colección del MNBA1 y, junto a Gloria, nuevas formas de exhibir las obras. En particular, cuando hay dos investigaciones contundentes que se conjugan y dialogan, creo que el trabajo de ambas y de investigación que se ha desarrollado en el MNBA dan cuenta de un proceso que ha sido sostenido en el tiempo y que ha tenido impactos en los públicos visitantes.

La posibilidad de pensar críticamente cómo se ha construido el imaginario artístico del país y sus relatos es un desafío y una oportunidad muy grande que permite revisar la colección desde sus fortalezas y falencias.

En términos personales creo que la muestra se presenta desde el intento de situar perspectivas críticas, proponiendo un enfoque de derechos que se viene trabajando hace una década aproximadamente, y que ha sido potenciado por la directora Varinia Brodsky que ha impulsado y promovido este tipo de revisiones y nuevos desafíos de contemporaneizar el museo, intentando construir una institución inclusiva para gran parte de las personas que lo visitan, potenciando además el cuidado y el mejoramiento de la gestión patrimonial de la institución y que estamos llevando a cabo.

KC: Más allá de la polémica que generan ciertos aspectos de esta muestra, y entendiendo que hay algo que conecta fuertemente sus prácticas curatoriales con políticas y epistemologías territorializadas, hechas cuerpo, ¿Cuál les parece que es el aprendizaje que les deja esta experiencia? 

GC: Muchas preguntas. ¿Cuánto podemos intentar modificar aquello que la tradición ha fijado para comprender a un museo de bellas artes? ¿Puede el museo desaprenderse del conjunto de sus narrativas? ¿Cuán dispuestos están los públicos a que el museo transforme sus paradigmas? ¿A quiénes les estamos hablando? Ante estas interrogantes y las reacciones de una parte del público visitante, entonces, ¿Cuáles debieran ser las estrategias de desprendimiento narrativo que debe llevar a cabo el museo junto a la diversidad de sus comunidades?

ECF: Creo que deja varias reflexiones, sumadas a las preguntas que plantea Gloria, creo que es importante preguntarse ¿cuál es el rol de las instituciones de artes visuales dentro de la construcción de imaginarios sociales? ¿Cuál es el lugar de lo simbólico en nuestra cultural actual? Y como dice Gloria: ¿A quiénes estamos hablando desde el museo? ¿Qué comunidades debemos incluir en las reflexiones? ¿Y para quiénes son importantes estas discusiones?

Todas las imágenes. Vistas de la exposición Luchas por el Arte, Museo Nacional de Bellas Artes. ©MNBA / Romina Díaz.

  1. Museo Nacional de Bellas Artes. ↩︎

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