Concepto, Dirección y Actuación de Rafika Chawishe
Por Yohanna M. Roa

Según Jorge Luis Borges, “En un periodo infinito de tiempo, todas las cosas les suceden a todas las personas. […] Como Cornelius Agrippa, soy dios, soy un héroe, soy un filósofo, soy un demonio, y soy el mundo, lo cual es una forma agotadora de decir que no soy nada.“1 Estas palabras resuenan profundamente en el trabajo de Rafika Chawishe, quien, en su debut en los Estados Unidos con Agamemnon: The Circle of Blood, presentado en La MaMa2, explora los ciclos de violencia, poder y sufrimiento que parecen repetirse interminablemente a lo largo de la historia. Parafraseando a Chawishe, quien me compartió en una conversación en la ciudad de Nueva York: “La guerra es una máquina de poder y producción de dinero, no hay vencedores, nunca los ha habido en ninguna guerra, solo hay víctimas: el dictador, el héroe, el soldado, las mujeres, los refugiados, todos son víctimas. La guerra es un aparato reproductor de víctimas.”

Foto. @lamamaetc Instagram
Rafika aparece en la penumbra del escenario, su posición corporal nos hace sentir que carga sobre sus hombros, el peso de la violencia humana: la alegría embriagadora del héroe, la exacerbación de la guerra, el llanto de las mujeres abusadas, y de las mujeres que lloran a sus hijos. Eventualmente dialoga o interactúa con los materiales de archivo fílmico, entrevistas a mujeres refugiadas, recreaciones de escenas de la pieza original de Esquilo, que se proyectan a sus espaldas. No cabe duda, el manejo escenográfico es perfecto, la actuación es contundente. En Agamemnon: The Circle of Blood, Chawishe logra actualizar de manera contundente el texto clásico de Esquilo, situándolo en un contexto social y político contemporáneo, mediante una dramaturgia inteligente, pertinente y audaz. Con una impresionante capacidad histriónica, mantiene el personaje de Clitemnestra a través de diversas historias de mujeres refugiadas, transmitiendo de manera clara el dolor individual de cada una de ellas. Sin embargo, la verdadera potencia y efectividad de su actuación radica en su capacidad para descargar sobre nosotros el peso histórico, permitiéndonos visualizar, desde una perspectiva amplia, lo que como sociedad hemos construido y la necesidad de asumir la responsabilidad sobre lo que haremos en el futuro.
El guion combina las palabras de Esquilo con los poemas de Yannis Ritsos y monólogos originales de Chawishe. Esta colaboración textual enriquece la obra al conferir una profundidad existencial a los personajes. A través de un monólogo poderoso, la actriz y directora guía a la audiencia por tres momentos históricos simultáneos, conectados por un eje central: la violencia estructural de la guerra que atraviesa el proceso civilizatorio humano. La obra yuxtapone fragmentos del texto original con historias de archivo y proyecciones de video que muestran la historia de valor, dolor y resiliencia de mujeres migrantes y refugiadas. Estas narrativas, presentadas de manera visceral y directa, evocan un dolor colectivo que se ha transformado en un “presente infinito”. La obra nos señala que la humanidad no ha aprendido de su pasado y seguimos perpetuando los ciclos de guerra, muerte, violación y destrucción.

El uso de los materiales de archivo, que documentan historias reales de refugiados y migrantes, reemplaza al coro tradicional de la obra de Esquilo. Estos testimonios, acompañados por imágenes proyectadas, sirven como una herramienta crítica para exponer las contradicciones de los sistemas humanitarios modernos. El archivo también actúa como un puente entre el pasado y el presente, mostrando cómo las tragedias individuales se convierten en una narrativa colectiva que trasciende el tiempo. La obra subraya la hipocresía de las políticas de ayuda internacional, que a menudo no abordan las causas fundamentales de los desplazamientos y las guerras. Casandra, quien es una profeta en la obra original, se interpreta en la versión de Chawishe como una figura trágica que encarna a los marginados de la sociedad. Su monólogo está basado en el testimonio real de una refugiada, conectando su tragedia personal con las crisis actuales de desplazamiento y explotación. Si estos refugiados son los profetas, mediadores entre Dios y los hombres, ¿cuál es la palabra divina que traen para la sociedad?
Uno de los aspectos más relevantes de la adaptación es la representación de Clitemnestra. Tradicionalmente vista como una figura vengativa, aquí se convierte en el símbolo de millones de mujeres que luchan por encontrar justicia y dignidad. Clitemnestra encarna a las madres que buscan incansablemente los cuerpos de sus hijos desaparecidos, víctimas de guerras, violencia sexual o trata; encarna a esas mujeres a quienes se les ha pedido, histórica y repetidamente, que busquen en silencio a sus hijas e hijos, que no destruyan monumentos, que no rompan los cristales de las tiendas, que no salgan llorando por las calles, que no asesinen a Agamemnon, aunque eso implique que él siga asesinando a nuestros hijos. En lugar de limitarla a su papel tradicional, Chawishe le otorga agencia, convirtiéndola en una figura que denuncia las estructuras patriarcales y las demandas sociales que silencian su dolor. Muchas de estas mujeres, al igual que Clitemnestra, son reducidas al silencio mientras se les exige que cumplan con los roles impuestos por la sociedad. En este contexto, la figura de Clitemnestra se convierte en un grito de resistencia, rompiendo con siglos de subordinación de los cuerpos feminizados.

El personaje de Agamenón, lejos de ser un héroe complejo o un símbolo intocable de la gloria, es presentado como un dictador cuya sed de poder y ambición lo lleva a destruir a todos a su alrededor, incluida su propia vida. Esta figura resuena con los líderes autoritarios contemporáneos, recordándonos que la historia de la opresión y el abuso de poder sigue vigente. La obra misma puede entenderse como una espiral interminable, que representa la violencia que se ha reproducido constantemente, como Saturno devorando a sus hijos en la pintura de Goya. Agamemnon: The Circle of Blood retrata cómo estos líderes han perpetuado en las sociedades un ciclo caníbal que consume a las generaciones futuras, mientras nosotros los admiramos por su enérgico poderío.
Un detalle significativo en la obra es el cambio del griego al inglés, reflejando la realidad de muchos refugiados que adoptan este idioma como herramienta básica de supervivencia. Este cambio no solo destaca la globalización de las crisis humanitarias, sino también la paradoja de una ayuda que impone el aprendizaje de una lengua sin resolver las necesidades esenciales.
Me he preguntado si la obra es una reimaginación o reinterpretación de la obra original de Esquilo. Creo que, en realidad, Chawishe trae desde las profundidades de la historia y del inconsciente colectivo, la tragedia del deseo humano por el poder y la gloria. Agamemnon: The Circle of Blood nos recuerda que el cambio comienza con la confrontación de nuestro pasado y la aceptación de nuestra responsabilidad colectiva en el presente. La obra, logra también poner vívidamente ante nuestros ojos, que ya hemos sido todo: hemos sido el héroe, el líder, el dictador, el asesino, el filósofo, el demonio, pero todos somos víctimas de esa máquina de guerra que parece ser la civilización humana, lo cual es una forma agotadora de decir que no hemos sido nada.”

Todas las fotos de Patroklos Skafidas @patroklosskafidas
Créditos
Concepto, Adaptación, Dirección y Actuación: Rafika Chawishe.
Actores: Manos Vakousis (Agamenón), Rafika Chawishe (Clitemnestra), Chris Radanov (Egisto), Samuel Akinola (Heraldo), Ghada Khayat (Casandra), Ioanna Angelidi (Coral Principal), Mustapha Khalfoun (Traductor).
Coro: Addimando Paul, Georgía Abatzoglou, Thanasis Briannas, Akis Karagiannis, Angelitsa Kouloulia, Dimos Lolas, Konstantinos Michalas, Angeliki Papadimitriou, Anny Theodouli, Michalis Theodorakis, Ioanna Zerva.
Dirección de Arte y Concepto: Michalis Argyrou.
Música y Diseño de Sonido (Escena y Cine): Manolis Manousakis
Artista de Video (técnica de escenificación líquida) y Consultor de Cine y Texto: Asteris Koutoulas
Dramaturgia: Isabella Sedlak
Diseño de Vestuario (Escena y Cine): Despoina Chimona
Diseñadora de Iluminación: Melina Mascha
Asistente de Diseño de Iluminación: Ismini Starida
Asistente de Dirección: Wichi
Grabación en Ubicación (Cine y Teatro), Mezclador de Grabación: Kostas Stylianou
Diseño de Iluminación y Director de Fotografía (Cine): Dionysis Efthimiopoulos
Asistente de Dirección de Cine: Dimitra Tsialou
Asistente de Director de Fotografía: Stratis Kourlis
Electricista Principal: Vangelis Papadatos
Grip: Giorgos Rigas
Maquilladora: Maria Braliou
Diseño de Cabello: Alexia Karapanou
Responsable de Atrezzo: Anestina Argyropoulou
Fotografía (Escena y Cine): Patroklos Skafidas
Gráficos: Thomas Palivos
Consultora de Producción: Vicky Strataki / Polypanity Productions
Gestora de Comunicación: Michelle Tabanick
Producción y Diseño (en Grecia) por: Titania Productions, Daydreams Productions, La MaMa Theatre
Técnica de Escenificación Líquida de: Asteris Koutoulas
Con el apoyo de La Organización Nacional Griega de Turismo (EOT) y el Municipio del Egeo Septentrional
La película fue filmada en Atenas y en las playas de arena de la isla Lemnos con el apoyo de la Región del Egeo Septentrional y bajo los auspicios de EOT.